martes, 15 de diciembre de 2009

ORIGEN DEL VOCABLO "TANGO"

Innumerables páginas fatigan la historia del tango. Algunas, orillan con certeza sus múltiples causas fundacionales; otras la reducen a un simple anecdotario. La pregunta sobre sus orígenes carece de una respuesta unívoca. Los trabajos de etimología suelen confundirlos con las raíces del propio vocablo: tango es palabra sonoramente africana.

El Diccionario Provincial de Voces Cubanas de Esteban Pichardo editado en 1836, trae esta definición: reunión de negros bozales para bailar al son de sus tambores o atabales. Fernando Ortiz (Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba) rescata el mito africano del dios Changó -dios de la virilidad- poseedor del tambor y del don del baile. Según Vicente Rossi (Cosas de Negros) los negros africanos en América le llamaron tangó a su tamboril...Tan-gó es la voz del tamboril.

Alejo Carpentier, (novelista, ensayista e investigador musical cubano) supone que las primitivas danzas llegadas desde la Península Ibérica tomaban una nueva fisonomía en América al ponerse en contacto con el negro y el mestizo (cita a Bachiller y Morales quien, a mediados del siglo XIX, da el nombre de tangos a todas las danzas callejeras de esclavos) Dice: demasiadas son las razones que nos inducen a creer que el ritmo del tango se conoció en América antes que en la Península y que fueron los negros los principales responsables de su difusión.

Carlos Vega, (Coriún Aharonián, editor), Estudios para los orígenes del tango argentino, (Buenos Aires, Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires y Facultad de Artes y Ciencias Musicales – Instituto de Investigación Musicológica Carlos Vega, 2007) dice en este, su libro póstumo>:La etimología del vocablo “tango” tiene vertientes africana. Las voces tamgú y tañgu, con formas propias en distintas regiones, significan “bailar” en varios idiomas africanos: tamgu y tuñgu en el lenguaje Calabar y Benné, en las proximidades de Niger central, ntiangu en soninké o saraloké y dongo entre los mandingas, más al norte y en una zona próxima al Sudán, que también fue importante fuente de esclavos. Los mandingas, además, llaman tomtom o tamtamngo al tambor. Por consiguiente, la voz tamtamngo, construida con tamtam (onomatopeya de tambor) y la desinencia ngo (bailar) dieron “tango” con las siguientes cuatro acepciones: “tambor”, “sitio donde se danza”, “baile” y “ritmo”.

La palabra tango es anterior al propio baile dicen Héctor y Luis J. Bates y por lo tanto hay infinidad de personas que oyeron hablar de tangos mucho antes que se bailara ese ritmo. De ahí -concluyen- que confundieran la danza con la voz.

La voz tango tuvo difundido uso desde muy antiguo. El historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886) cita, en su obra Los Lisperguer y la Quintrala, la mensura de las tierras de Talagante hecha en 1604 por el agrimensor Ginés de Lillo, las que lindaban con las tierras de Lonquen, Pelvín y Tango (llamadas también Calera del Tango o Valle de Tango).

Domingo Faustino Sarmiento publicó en el diario El Nacional del 12 de julio de 1869 una nota titulada Los Minstrels (Los trovadores) en la que narra sus impresiones acerca de la pieza teatral titulada Los negros de la Florida a cuya representación asistiera durante su estancia en los Estados Unidos: Un negro viejo, otro estúpido y una orquesta compuesta de guitarra, huesitos y pandero....Con elementos tan simples como los griegos con la lira y con los verdaderos negros de la marimba, el candombe o el tango, nos divertimos porque éramos suramericanos...

En las Actas Capitulares del Cabildo de Montevideo en 1807 también aparece la palabra tango referida a los bailes o reuniones de los negros. En 1808 los vecinos montevideanos demandaban ante el virrey Francisco Javier de Elío que impidiera los malhadados tangos de los negros, en alusión a tales reuniones festivas de la gente de color.

Desde 1802 existía en el barrio de la Concepción de Buenos Aires una Casa y sitio del Tango. Un parte policial de 1821 daba cuenta al ministro Rivadavia, de que los congos poseían, desde 1806, un terreno propio donde funciona un tango de baile...con el objeto de proporcionarse los días festivos bailar al estilo de sus países.

Néstor Ortiz Oderigo apunta que las naciones africanas arraigadas en la Argentina con sus reyes, con sus reinas y con otras autoridades, se reunían en los denominados “brraios del tambor” o “barrio del mondongo” donde los descendientes del continente trágico y desconocido habían sentado sus reales en baldíos y poseían sus “sitios” o “tambos” como se llamaba a los lugares donde se congregaban para danzar. Todo induce a suponer que estos tangos (o tambos) de los negros fueron la antesala de las llamadas Academias de baile o simplemente Academias que se multiplicaron en Montevideo y en Buenos Aires hacia 1870. Un censo policial de 1856 registraba una docena de Academias en Buenos Aires. La última Academia montevideana, la San Felipe, fue clausurada en 1899.

En general se acepta que en las Academias se hizo la gesta coreográfica del tango criollo. En tal sentido lo enuncia la tesis de Fernando Asuncao: antes de ser propiamente tango, fue figura, paso, ritmo, expresión corporal. El tango debió subir desde los pies de los bailarines hasta los instrumentos de los pobres musicantes y desde ellos bajar nuevamente a la danza, para crear esa inaudita coreografía de pareja machihembrada.

El 25 de octubre de 1881 se registró la que, posiblemente, sea la más antigua noticia vinculada con el tango en el barrio de Belgrano. En esa fecha –cita Enrique Horacio Puccia- el entonces Presidente de la Municipalidad local, D. Rafael Hernández, recibió la denuncia de que en la calle 25 de Mayo 192 (es decir Cabildo en su antigua numeración) se había abierto un café y casa de baile cuyas dueñas eran varias napolitanas. Allí –decía la demanda- se atentaba contra la moral y las buenas acostumbres por la conducta que las mujeres observaban en el baile ....y fuera de él. Por supuesto, el sitio fue clausurado.

La descripción del establecimiento es coincidente con la de las Academias, lugares de bailes públicos –regenteados por morenas o por italianas- a los que concurrían mujeres de liviana reputación, afectas a los desbordes y a la bebida. En estos ámbitos se tiraron los primeros cortes tangueros. Hugo Lamas y Enrique Binda, dan pormenorizada noticia en su libro El Tango en la sociedad porteña 1880-1920. De todos modos no hay un criterio unánime. El doctor Francisco de Veyga, en su trabajo Los auxiliares de la delincuencia publicado hacia 1910, sostiene que las Academias eran simplemente cafés atendidos por mujeres, donde se tocaba música, se bebía -acompañado por dulces estimulantes- y se bailaba, entre copa y copa, con la misma camarera. Esta institución de origen criollo, más tarde fue explotada por la inmigración italiana. León Benarós opina, por el contrario, que las Academias cumplían la función de prostibulo.

Viejo Tanguero -esquivo seudónimo con que se firmó la primera historia del tango aparecida en Crítica el 22 de septiembre de 1913- cifra sus orígenes en aquella exótica danza que idea un día la gente de color en sustitución del endiablado candombe de legendarios africanos; no obstante, no existen documentos para fundar una teoría definitiva sobre los ascendientes negros del tango; toda teoría conlleva implícito un contenido conjetural.

Gobello intenta una conciliación: el tango nace cuando los compadritos -esa minoría que pisaba fuerte entre la juventud plurilingue de la ciudad- aplicaron a sus bailes de rutina las figuras coreográficas del candombe, las quebraduras, quiebros o quebradas del cuerpo que también se llamaron cortes, porque decoraban los cortes o interrupciones de la marcha candombera. León Benarós acepta que el tango tuvo, inicialmente, al desprejuiciado negro, entre sus primeros padrinos. Para Rodríguez Molas el tango nació del contacto del hombre de color y el orillero. Horacio Ferrer intuye el nacimiento del tango cuando, precisamente, los tanguistas se liberaron de toda influencia afro y española: nada de tamboriles o de panderetas habrá en el tango.

Acerca de estas eventuales raíces negras, es interesante reproducir la observación del maestro Horacio Salgán: Otro rasgo que debe quedar bien claro, es el hecho de que en el Tango, sobre todo en el momento fundamental de su creación, jamás estuvo presente ningún instrumento de percusión. Bien sabemos que los conjuntos formados en los albores del Tango están compuestos por Flauta, Clarinete, Guitarra, etc. a los que luego se sumaron el Bandoneón, Piano, etc. Castañuelas, Maracas, Panderetas, Tambores, Bongó, Tumbadoras o Bombos etc. no integraron nunca los primeros conjuntos de Tango. (Horacio Salgán/Curso de Tango)

Pero en definitiva, quien le dio carta de argentinidad del modo más rotundo, fue don Ramón Gomez de la Serna cuando escribiera en su ensayo Interpretación del tango: ya no es ni habanera, ni negro, ni blanco; es el Tango argentino.

Y como cierre del año, les dejo este soneto que titulè

Aproximación al tango

Fue la eclosión de los sentidos
Alfredo De Cicco



Memoria y expiación. El grito cruento
de un sueño que recusa la partida
o acaso una nostalgia presentida
en el paisaje que enarbola el viento.

Certeza que el ayer es vano intento
-llanto, sangre, pasión, temblor, huída-
el tiempo que proclama absurda herida
abierta en un malvón. Tajo, lamento.

Fatalmente, los ecos de la vida
-memoria y expiación- el cauce lento
de la muerte que llega inadvertida.

El acorde final, en el momento
en que errática el alma se suicida
en un suburbio gris del pensamiento.
Leer más

viernes, 11 de diciembre de 2009

MIRKO un travesti que cantó tangos a principios del siglo XX

Los orígenes del arte de la transformación seguramente hay que buscarlos en Francia. En el siglo XVII ya cosechaba fama un actor llamado Dauterval por la facilidad con que caracterizaba distintos personajes en cuestión de segundos. No le fue en zaga el famoso Garrick aquel actor inglès inmortalizado por los versos del poeta mexicano Juan de Dios Peza: viendo a Garrick actor de la Inglaterra / el pueblo al aplaudirlo le decía / eres el cómico más cómico de la tierra y màs feliz el cómico reìa

David Garrick tambien era una maestro del transformismo. Y hubo muchos más, algunos celebérrimos como Leopoldo Frégoli o aquella Fátima Maris, su discípula que convirtieron el arte de la transformación en leyenda.

Frégoli estuvo por primera ve en Buenos Aires en 1895, contratado por los empresarios Garrido y Echeverría para actuar en el teatro Rivadavia. Era una sala horrible (palabras del propio Frégoli) por lo que, después de discutir el caso, el debut se trasladó al teatro El Nacional de la calle Florida donde obtuvo un éxito clamoroso, no obstante la “jettatura” que signaba a esa sala en el ambiente teatral porteño. Todo Buenos Aires cantó aquella canción con la que Frégoli animaba sus presentaciones: Scusate una parola signorina…

De Fátima Maris escribiré pocas líneas. .Era noble por nacimiento y había tenido una esmerada educación en Bologna. En esta ciudad del Piamonte lo conoció a Frégoli y cambió su destino y su vida. Dicen los memoriosos y los cronistas de aquel tiempo, que llegó a superar al propio maestro realizando sus transformaciones en escena, a la vista del público que, absorto, no podía creer que una sola persona hubiera sido a la vez dos personajes que veía a un mismo tiempo.

Fátima también trabajo en Buenos Aires. Fue en 1913 y en el teatro San Martín donde travestida en un taita orillero cantaba y bailaba un tango como el porteño mas cabal. Su éxito despertó admiración e imitadores. Y así nació uno de los más famosos travestis vernáculo: Mirko, nombre que amparaba al actor Fernando de Torres quien subía a escena a cantar tangos y cuplés, transformado en una bella e insinuante dama de la noche.

Su presencia en el tablado despertaba curiosidad. Lucía un vestido ajustado que se ceñía aún más, al bordear los tobillos. Llevaba con gracia singular el fru fru de la gasa y los adornos de plumas. Tenía un amplio dominio de la escena; sus gestos, sus ademanes, su paso sensual hicieron de Mirko el nom plus ultra de los imitadores del bello sexo como lo afirmaba una nota aparecida en una revista de principios del siglo XX, con su foto junto a la letra de uno de sus tangos preferidos: Loca de Martínez Viergol y Manuel Jovés.

Cabe aclarar que una vez concluido el espectáculo terminaba también la imitación. Mirko saludaba con la peluca en mano y con su voz natural de hombre.

Su repertorio tanguero lo integraban temas dramáticos como el mencionado Loca y Maldito Tango de Luis Roldán y Osmán Perez Freyre en los que ponía una notable garra interpretativa desde su rol de mujer. Otra de sus creaciones era el cuplé titulado Mi Luis, cuya letra ingenua e intencionada le permitía el despliegue de su gran histrionismo. Actuaba indistintamente en escenarios céntricos o cines-teatros de barrios: El Excelsior de Corrientes al 3200, el Olavaria de la calle homónima al 600, el Jorge Newbery de Bernardo de Irigoyen al 1400 y el Montes de Oca con sus dos ubicaciones en el 1600 y el 1700 de la conocida calle de Barracas entre otros.

Las revistas de entonces, dedicadas al cancionero popular, reproducían las letras de estos temas con el subrayado de Repertorio de Mirko, lo que es un buen indicio para medir la popularidad alcanzada por este personaje tan singular del varieté porteño.

Otro transformista que logró buen suceso entre el público de Buenos Aires, fue Rubens que se presentaba igual que Mirko con un lujo vestuario femenino aunque entre sus canciones no incluía tangos.
Leer más

sábado, 5 de diciembre de 2009

MUSICOS CULTOS QUE SE ACERCARON AL TANGO

LUIS CLUZEAU MORTET. Según Juan Carlos Paz (Introducción a la música de nuestro tiempo-Sudamericana- 1971) no existe una música uruguaya con características propias, sino más bien una música de procedencia argentina, aclimatada en el Uruguay donde adquirió algunos aspectos levemente diferenciados de los modelos originales.

No es, por cierto, una opinión compartida por los musicólogos de allende el Plata quienes sostienen la existencia de un movimiento afirmador de una conciencia artística propia y, a la vez, libertadora del colonialismo que, hasta el inicio del siglo XX, había vivido el Uruguay, al que llamaron nacionalismo musical.

Luis Cluzeau Mortet, Alfonso Broqua y Eduardo Fabini representan lo mas significativo de esta corriente A estos tres creadores el Uruguay debe la adquisición de una impostergable personería espiritual en el campo de la música. Cluzeau Mortet a diferencia de los otros dos compositores, se formó íntegramente en su país: en tanto Broqua fue alumno de la Schola Contorum y Fabini del Conservatorio Real de Bruselas, Cluzeau Mortet recibió la gran tradición y la escolástica europeas en el seno de su propia familia; su abuelo materno, el maestro Paul Faget, lo inició en el arte musical.

El compositor había nacido en Montevideo el 16 de diciembre de 1888. Otros autores dan distintas fechas, pero habremos de sostener la que figura en todos los estudios realizados en el Uruguay. Su obra, integrada por 124 composiciones de distintos géneros, se enmarca en esa corriente nacionalista que, lejos de proponer una escisión del secular tronco europeo, surge por la integración de la cultura local al mismo. El nacionalismo musical de Cluzeau se manifestó, de modo fundamental, a través de la temática campestre, si bien totalmente ajena a cualquier pintoresquismo local.

Su trayectoria como compositor se inició hacia 1915 cuando compuso algunas piezas breves para piano: Dos Preludios y Carreta Quemada. Dice Roberto Lagarmilla (Revista del SODRE 1957) que es importante advertir que Cluzeau Mortet era un hombre de la ciudad, formado social y espiritualmente en un ámbito urbano -pleno de colorido y sonidos propios- y que sin embargo, nutrió sus primeras manifestaciones con ese “acento nacional” cuyas esencias corresponden mucho más a las voces y colores de la campaña que a los de la urbe.

Desde ese inicio auspicioso, continuó creando obras vocales, para canto y piano, compuestas generalmente sobre poemas de autores uruguayos. En 1918 compuso su primera obra significativa: el Pericón para piano, donde ya existen, en germen, todos los elementos musicales que habría de desarrollar en su carrera como autor. (1)

Los primeros compases de este Pericón -que sugieren la presencia de acordeones desafinados- marcan un desligamiento conciente de toda apoyatura folklórica y muestra una importante experiencia de libertad que lo enfrenta tanto con la tradición europea como con la folklórica.

Esta obra le dio el gran espaldarazo ya que fue incluida en el repertorio de célebres intérpretes como Arturo Rubistein.

Su obra, como se dijo, abarcó casi todos los géneros. Compuso 47 cantos con acompañamiento de piano (ej. Ojos negros, letra de J. Herrera y Reissig; Bajo el alero de las pestañas, letra de Amado Nervo; En la copa de los montes, letra de Carlos César Lenzi lo mismo que Mar de Luna; Canto del Chingolo, letra de Fernán Silva Valdez; Sólo tu, letra de Maria Eugenia Vaz Ferreira, etc); 32 obras para piano solo; 12 obras orquestales, en las que incluyó valses, milongas y aires de tamboriles; 12 coros a cappella sobre letras de Ferán Silva Valdez, Emilio Oribe y Eduardo Campos. Entre ellos el arreglo del Himno Nacional de la República Oriental del Uruguay y el Himno al Bicentenario de Paysandú; 7 conjuntos de cámara con inclusión de ritmos criollos; 4 cantos infantiles con letras de autores uruguayos; 2 obras para piano y orquesta, 3 para canto y viola, 1 para canto y guitarra y 2 composiciones para escena: La patria en armas de Juan León Bengoa y Las cédulas de San Juan de Florencio Sáncez.

Bajo el título de Cancionero de Frutos Rivera se han agrupado 5 tangos que figuran entre su producción musical.

No son pocos los músicos clásicos que se acercaron al tango. En nuestro país hay buenos ejemplos: Eloísa D’Herbil de Silva, Juan José y José María Castro, Alberto Lopez Buchardo, Próspero Cimaglia y muchos más. Es conocida la afición tanguera del eximio pianista Arturo Rubistein y recurrente la cita del compositor chileno Osmán Perez Freire. En el Uruguay se destacó Luis Cluzeau Mortet.

Gardel grabó 111 temas de autores uruguayos, de los cuales dos son de Luis Cluzeau Mortet: Gimiendo y El Quinielero.

El primero lleva letra de Juan Pablo Perez y la sospecha que bajo ese nombre se oculta el mismo Cluzeau. Gardel lo grabó con las guitarras de Ricardo y Riverol el 8 de julio de 1927.

Negros barrotes de una carcel
borraban para el mundo la fama de un matón


El otro lleva letra atribuida a Roberto Ramón Aubriot Barboza. Gardel lo grabó el 17 de septiembre de 1930 con el acompañamiento de Aguilar, Barbieri y Riverol. En el registro original de la pieza el autor de la letra figura como N. Barboza; en la partitura editada por Luis Perrotti dice letra y músca de Mortet. Como bien apunta José Gobello, los versos carecen de valores literarios

Cluzeaut Morter compuso también los tangos: Forastera con letra de Fernán Silva Valdez; ¡Que Juez aquél ! con letra que firma Juan Pablo Perez y que fuera grabado por la orquesta de Juan Carlos Cobián en 1929; Limpiate con Dentinol (tango elegante) -escrito para propaganda hacia 1910- firmado Lu-clu-mor y No seas malo con letra de Juan B.A. Reyes que registra una grabación por Ernesto Famá.

Dice Susana Salgado en Cluzeau-Mortet tesis de musicología (A. Monteverde y Cia SA 1983) que a simple vista se ve, por la armazón armónica de los mismos, que quien los compuso no era un autor de música popular. En efecto, Cluzeau-Mortet se complace en jugar con las tonalidades homónimas y en hacer modulaciones varias, en pequeños períodos, tal como lo efectuarían luego en la música culta posterior.

En los años finales de su vida Cluzeau Mortet tenía la intención de musicalizar La Procesión de San Cono, santo tan arraigado en la mitología uruguaya, ligado a la quiniela popular. Pero no llegó a concluir la obra pese a que trabajó en ella denodadamente. Su última aparición en público fue como pianista el 26 de octubre de 1956 en el paraninfo de la Universidad de la República, en un acto donde también habló el Profesor Lauro Ayestarán.

Cluzeau Mortet -dijo- cultivó esa forma de folklore ideal, es decir, el que se concibe no como un remedo de las formas autóctonas, sino como la aspiración suprema de quien percibe, en esas formas, a menudo breves o rudimentarias, el aliento de la universalidad....

Murió el 28 de septiembre de 1957. Para ese mismo dia estaba fijado, en el Auditorio del Sodre, un concierto en el que se incluía una de sus obras más singificativas: Preludio y Danza. Momentos antes de su interpretación, el citado Ayestarán -por entonces funcionario del gobierno en el área de cultura- anunció al público la dolorosa noticia. De pié todos los concurrentes guardaron un minuto de respetuoso silencio.

(1) Sobre los antecedentes del Pericón puede leerse El Folklore Musical Uruguayo de Lauro Ayestarán (Bolsilibros Arca Nº 28-Montevideo-1967)

Leer más

sábado, 28 de noviembre de 2009

ANDANZAS DEL ARROYO VEGA

Buenos Aires està cruzada por muchos arroyos de llanura cuyo entubamiento los ha convertido en pluvioductos que son causa de las recurrentes inundaciones que padece la ciudad. Entre otros arroyos mencionaremos el famoso Maldonado, el Medrano, el Cildañez, el White, el Ugarteche y algunos menos conocidos como el Teuco, el Erezcano y el Lafayette que desembocan en el Riachuelo. Entre los màs conflictivos se encuentra el Arroyo Vega

Quiere la tradición que un antiguo poblador ribereño le haya legado su nombre. La revista Fray Mocho publicò en 1912 la fotografía de un centenario ombù sombreando el rancho del “Viejo Vega” a las orillas del arisco arroyo que con el correr de los años fuera conocido también con los nombres de San Martín y de Blanco Encalada. En el plano de Buenos Aires publicado por Adolfo Sordeaux 1850, aparece trazado el curso del Vega:

*nace en la zona de La Paternal por la convergencia de diversos zanjones de desagüe de Villa Urquiza, Belgrano y Chacarita;
*atraviesa en diagonal las actuales calles Chorroarìn y Donato Alvarez (un tramo se llama hoy Combatientes de Malvinas) hasta la calle Holmberg;
*allì tuerce hacia Juramento en direcciòn de Estomba por donde zizaguea hasta Mendoza y Superì;
*en este cruce su cauce retoma por Juramento hasta Conde y luego, en sesgo, hasta Freire y Echeverrìa, desde donde regresa en direcciòn de Blanco Encalada y seguir una lìnea mas o menos recta hasta Hùsares y Monroe para desembocar en el Rio de la Plata, al norte de la Ciudad Universitaria, por cinco salidas de 4,80 m. de altura. Su cuenca tributaria abarca unas 1600 Ha.

A cauce abierto fue un arroyo peligroso por sus desbordes que solían arrastrarlo todo a su paso. La primeras preocupaciones por las andanzas del arroyo Vega datan de 1869 cuando la Comisión Municipal de Belgrano mandó a construir una zanja que diera salida a las pestilentes aguas estancadas después de cada creciente. Nada parecía contener la furia del arroyo. El Intendente Municipal D. Francisco Bollini (1890/92) confiesa en sus memorias que, uno de los rotundos fracasos de su gestión fue no haber podido domarlo.

En 1869 la Corporación Municipal aprobò la apertura de una zanja que permitiera dar salida a las pestilentes aguas que se estancaban después de las inundaciones y, recièn quince años más tarde, se dispuso nivelar el terreno y practicar desagües a lo largo de su recorrido, tarea que estuvo a cargo del ingeniero Argmando Saint-Yves.

En las memorias del Intendente Municipal Francisco Bollini (1890/1892) puede leerse sobre el primer intento de canalización que no llegò a concretarse : “….me di cuenta del peligro para el lugar y para las aguas corrientes que ofrecía el Arroyo Vega que desemboca en el rio a corta distancia del punto de toma. Concreto es su malísimo estado, causado por el desagûe de las fàbricas instalas en el Bajo Belgrano. Pretendí llevar a cabo su canalización parla nivelarlo y facilitar su desagüe pues por él corren las aguas pluviales de una gran extensión de la Capital, de la parte limítrofe de la Provincia de Buenos Aires. Como no se entregara por el gobierno la draga solicitada, nada se hizo. Ordené enseguida se cortasen los caños de las fábricas y se desconocido la medida pues no hay en que apoyarla….A pesar del tiempo transcurrido, de mis reiterados pedidos y de las quejas del vecindario, nada se ha resuelto que no sean consejos y recriminaciones de la Municipalidad que es la primera que ha hecho notar el peligro para el vecindario y que nada puede hacer por falta de autoridad…”

El último tramo de su curso, estaba poblado por misèrrimos caseríos. En Blanco Encalada entre Miñones y Artilleros se encontraba el almacén y despacho de bebidas llamado “La miseria” en obvia alusiòn a su imagen. Cerca de alli, sobre la misma calle Artilleros, en una de las márgenes del puente conocido como “El aburrido”, se levantaba “El palacio de cristal” sarcasmo con el cual se conocìa a un conventillo hecho latòn en cuyos dos pisos y en treinta habitaciones, vivía un conglomerado de familias rusas e italianas. Algunos investigadores sugieren que el nombre provenía del efecto del reverbero del sol sobre las chapas. Felix Lima, lo describe con certero brochazo: ¿Qué me dice dése “chateau” con más aujeros quél palomar de Caseros?...Ahí tiene el “Palacio de Cristal” un convento ruso-calabrés de a diez pesos por mes el bulín. Para verano es regularcito porque dentra el fresquete por la chapa de cinc como espumaderas, pero ahura...¡de bronconeumornia crepó un Moisé, anteayer, con gorro de piel de oso y todo! (Pedirán / El bajo de Belgrano)

Recièn en 1912 y después de las grandes inundaciones del año anterior –el agua sobrepasò el metro y medio de altura sobre el puente de Cabildo y Blanco Encalada- comenzaron las primeras obras de canalización y desagües que estuvieron a cargo del agrimensor Luis Gotusso, del Departamento de Obras Pùblicas de la Municipalidad. Las obras se llevaron hasta la calle Migueletes, en la zona entonces conocida como “La vuelta del Pobre Diablo”, ensanchàndose la calle Blanco Encalada desde la avenida del Tejar hasta las vias del ferrocarril.

El proyecto original pretendía convertir a Blanco Encalada en una hermosa avenida arbolada que embelleciera la zona y “diera un nuevo impulso al valor, al comercio y a la comodidad, ademàs de embellecer notablemente una parte de no pequeña de las parroquia…” pero los vecinos se opusieron pidiendo obras de desagüe y muros de contención. Se colocaron entonces, defensas en las esquinas, una suerte de pasamos o barandas de las que queda como testimonio la ubicada en la vereda del museo Yrurtia en Blanco Encalada y O’Higgins.

De todos modos sobre Blanco Encalada se colocaron siete puentes peatonales en los cruces con Crámer, Vidal, Moldes, Amenàbar, Obligado, Cuba y Arcos. Eran puentes de hierro con un sistema de pivote que permitìa girarlos y colocarlos paralelos a las veredas.

Las obras de canalización del arroyo siguieron a ritmo muy lento. En 1915 una comisiòn de vecinos presidida por el señor H. Heuss, entrevistò al Intendente Municipal, Antonio Gramajo, para reclamarle la exoneraciòn de un 40% en el pago del afirmado de la calle Blanco Encalada porque la zona no habìa mejorado su desventajosa situación en los dias de lluvia. En todas las Memorias Municipales hasta 1933, se advierte la preocupación vecinal por la insuficiencia de los trabajos realizados.

Todavía por 1934 un buen trecho del Vega, desde su nacimiento hasta Olazábal y Zapiola corrìa a cielo abierto. El entubamiento se concluyò en 1941 pero ya se sabìa de la necesidad de nuevas obras. Por debajo de la actual calle Miñones corría otro arroyo que fue cegado cuando se construyeron terraplenes para defensa de las crecidas. Era el arroyo De los Membrillos que se abría en dos brazos a la altura de la calle Ramsay para hundirse en un socavón rumbo al río.

En 1936 se habìa previsto la construcciòn de un canal aliviador que arrancarìa en Amenabar y Sucre y otras obras complementarias que no comenzaron a realizarse hasta 1997. Aún hoy, después de haber sido detenidos parcialmente los trabajos durante las administraciones Ibarra y Telerman, el aliviador está sin concluir, habiéndolo prometido el actual Jefe de Gobierno para fines de este año.

En 1985 se produjo una de las tormentas mas extraordinarias de que se tenga registro en la ciudad: cayeron cerca de 400 Mm. en menos de 24 horas. La calle Blanco Encalada se convirtió en un verdadero río cuya fuerte correntada destrozó vidrieras y arrastró vehículos a su paso. El crecimiento edilicio de la zona había superado todos los cálculos realizados en 1936 para el entubamiento definitivo del arroyo.

Interesante anécdota

El 18 de mayo de 1934 el ingeniero de Obras Sanitarias de la Nación don Francisco Terrone realizó una visita de inspección al conducto. A unos 500 metros de la desembocadura, sobre una de las paredes, se veía una construcción reciente. Era una compuerta de unos ochenta centímetros de lado, herméticamente cerrada, que no formaba parte de la obra original. Hecha la denuncia del hallazgo, la policía localizó en un galpón situado en Monroe y Húsares el acceso a dicha compuerta.

La propiedad era de don Alejandro Orezzolli, conocido en el ambiente del turf como “Churrinche” quizás la figura señera del turf del Bajo Belgrano, cuidador de los caballos de don Benito Villanueva y uno sus importantes punteros políticos en el Bajo Belgrano. Jorge Larroca reproduce en su libro Entre cortes y apiladas (Ediciones Cruz del Sur 1981) sendas notas de Villanueva a Orezzoli con instrucciones para los comicios de noviembre de 1906.

Se presumió que la construcción habría sido utilizada para entrar mercadería contrabandeada por el río, aunque don Alejandro Orezzoli demostró que la casa la había adquirido en 1932 y que nada sabía del asunto. Como es de suponer el tiempo se encargó de aletargar la investigación y todo quedó como una de las tantas anécdotas lugareñas.

Orezzoli, que en sus comienzos había sido carrero y carnicero, hizo una gran fortuna y entre sus inversiones, cabe mencionar la compra de la quinta que fuera del General Mansilla, extendida desde la desembocadura del arroyo Vega, en la hondonada del río donde había un amarradero conocido como Puerto Churrinche, hasta lo que hoy es el cruce de la Avenida Lugones y La Pampa. Esa quinta, que Orezolli rebautizó Unión Nacional, tenía una centenaria plantación de ceibales desde Maciel (hoy Figueroa Alcorta) hasta Ramsay y fue sede de históricos asados políticos del Partido Conservador en los cuales, incluso, cantó Gardel. Felix Lima en uno de sus brillantes chispazos, desde las páginas de Crítica, apodò a esta quinta como Churrinche Farm .
Leer más

jueves, 19 de noviembre de 2009

LAS DOS CALLES CAMINITO (breve historia de un sendero hecho canción)

Caminito que el tiempo borrado...” dicen los versos iniciales de la conocida canción. Sin embargo el tiempo y la mitología popular, lejos de borrar ese romántico camino poblado de trébol y juncos en flor, dieron vida otros dos senderos con idéntico nombre, en dos ciudades muy distantes entre si.Uno está en Buenos Aires, en el barrio de La Boca, allí donde el Riachuelo gris desmiente a la paleta de Quinquela y el puente se herrumbra de silencios y nostalgias. El otro está en Chilecito, La Rioja, vigilado por el Famatina, gigantesco guardián embozado de nieve. Más de 1000 kilómetros separa a estos dos senderos.

El de La Boca es una breve senda entre las calles Lamadrid y Garibaldi. Posiblemente sea una de las pocas arterias del mundo que carece de veredas y de casas. Originariamente fue un arroyito, un hilo de agua, que corría desde la llamada "Laguna del Piguyi" en la Dársena Sur, hasta la Vuelta de Rocha. Se lo conocía como "Arroyito El Puntín" (disminutivo zeneise de puente), nombre que tomaba de un puentecito situado frente de un almacén, que permitía cruzarlo en tiempos de grandes lluvias e inundaciones.

Con los años el arroyo devino en un cauce seco que el ferrocarril a Ensenada utilizó como desvío para sus trenes hasta 1920. Después la trocha se convirtió en un vaciadero que los vecinos supieron utilizar como atajo.

Uno de esos vecinos, don Arturo Cárrega, tomó la inciativa de sanear el lugar quitando las malezas y nivelando el suelo. Benito Quinquela Martín ofició el bautismo del nuevo sendero, haciendo colocar un pequeño cartel de pino tea (fondo blanco y letras negras) con el nombre inaugural de “Caminito”. Tras de arduas gestiones, el Intendente Municipal de Buenos Aires, don Hernán Giralt logró que la Empresa Nacional de Ferrocarriles -propietaria del terreno- lo cediera a la comuna para convertirlo en una calle boquense . El 18 de octubre de 1959 firmó el Decreto 11.755 oficializando su nombre.

Es obvio decir que Caminito recuerda al famoso tango homónimo que Juan de Dios Filiberto compusiera hacia 1925 con letra del poeta Gabino Coria Peñaloza.

El otro caminito es un sendero provinciano que ostenta el mismo nombre desde 1969. Está situado en los pagos del autor de Mis Montañas . Su recorrido, breve y tortuoso: se extiende entre las calles Martinez y Libertad de la ciudad de Chilecito y honra la memoria de Gabino Coria Peñaloza. Quiere la tradición lugareña que ese sea el sendero que inspiró al poeta . Pero ninguna de las dos calles, corresponde al caminito que evoca la canción.

Gabino Coria Peñaloza era mendocino; había nacido en Acequias el 19 de diciembre de 1879. Recién a fines de 1927 se radicó en Chilecito donde murió, a los 96 años, el 31 de octubre de 1975.

Su poema habla de un sendero silvestre, bucólico, cubierto de tréboles y juncos en flor, que en nada se asemeja al basural de La Boca crecido entre vias muertas del ferrocarril. El mismo poeta se encargó de desmentir la historia urdida por Filiberto y Quinquela. Contó que el caminito que inspiró sus versos, estaba situado en Olta, allí donde muriera lanceado el Chacho, en el límite entre La Rioja y San Luis. Un caminito galopado por las montoneras a sangre y fuego.

No pocas veces la imaginación popular ha querido adjudicarle contenido biográfico a las letras de algunas canciones. Así ocurrió, por ejemplo, con los tangos Malena y Milonguita, heroínas que corporizan distintas historias. Acudo a Enrique Santos Discépolo para intentar una respuesta: no he vivido todas las letras de mis canciones dijo al comentar su obra. Y es natural que así suceda, porque el poeta no narra biografías sino estados del alma.

Coria Peñaloza se radicó en Chilecito en 1927, dos o tres años después de la aparición del tango. Con Juan de Dios Filiberto, además de Caminito, compuso El pañuelito, La cartita, El ramito, La Tacuarita y El besito, títulos todos en deminutivo y anteriores a la famosa canción. Ello permite conjeturar que el título Caminito fue una creación deliberada para continuar la serie. Con ello no afirmo que el sendero inmortalizado por la canción, no hubiera existido. Es posible que, como la mayoría de los poetas, Coria acudiera al recuerdo de los paisajes de su terruño o al de tantos otros caminitos que anduviera por aquellos años inciales del siglo. Presumo que el de la canción es un sendero hecho de muchos caminos por más que el autor lo ubicara en Olta.

En 1939 Coria Peñaloza publicó su libro de poemas Canción de mis Canciones, editado en Buenos Aires por la Librería del Colegio. Curiosamente, entre los poemas, no incluye la letra de Caminito, aunque sí la de las otras que fueron motivo para el cancionero compuesto con Filiberto. ¿Por qué razón habría de excluir, precisamente, su poema más famoso? Carezco de una respuesta, aunque no de gran ansiedad por develarla.

Muchos otros poemas recogen paisajes agrestes y cuitas de amor, que parece haber sido el tema central de toda la obra de Gabino Coria Peñaloza. Hay versos escritos al modo del Marqués de Santillana, hay coplas, seguidilas y también aires nativos impregnados de auténtico color local y nostalgiosa ausencia:

Cuándo veré tus paisajes
cuándo andaré por tus calles
o treparé por tus cerros
o ambularé por tus valles

ay Chilecito
del alma mia
si no te viese
me apenaría.

El tango Caminito obtuvo el “1er. Premio 2da.Categoría en el concurso de Canciones Nativas del Corso Oficial de Buenos Aires Carnaval 1926” según reza la carátula de su partitura original. No obstante, se cuenta, que el público interrumpió su ejecución con una fuerte silbatina.

José Gobello sostiene que con Caminito, comenzó la deslupanarización del tango. En su tiempo, esa letra llena de ingenuidad, pareció ajena a la esencia tanguera con reminiscencias de burdeles y parlamentos lunfardos. Los años se encargaron de desmentirlo: la silbatina del estreno se trocó en un silbo perdurable hasta la eternidad.

Leer más

lunes, 9 de noviembre de 2009

Leer más

DE COMO CONTRIBUYO EL TANGO A LA REVOLUCION DE 1930

CONTINUACIÓN DE PARODIAS TANGUERAS La historia señala como punto inicial de la asonada del 6 de septiembre de 1930, el discurso que pronunciara Leopoldo Lugones en 1924 en el Perù durante las celebraciones del Centenario de la Batalla de Ayacucho. Ese discurso se lo conoce como "La hora de las espadas".Lo cierto es que desde la llegada al poder de Hipòlito Yrigoyen en 1916, comenzò la prèdica golpista. Lèase a Carlos Ibarguren (La historia que he vivido / Sudamericana 1999 pag. 339 y sgtes) quien, interpretando el pensamiento opositor, no vacila en sostener que era un presidente con "perturbaciones mentales".

Ya en diciembre de 1929, durante la segunda presidencia de Yrigoyen el complot revolucionario estaba definido (ver pag. 407) Dice Ibarguren: "El general Uriburu me llamó a su casa de la calle Tucumán para hablarme, segùn me dijo, de un asunto importante. Concurrì al llamado ignorando por completo de què asunto se tratarìa. Sus primera palabra me dejaron perplejo: Quiero informate –me dijo- que estoy organizando una revoluciòn militar.." (pag. 409)

Lo grave fue que, tal vez sin proponérselo, muchos autores populares, con verdadero ingenio, contribuyeron a mellar la figura del caudillo con festejadas parodias, ayudando a socavar también las bases institucionales de la República. Las consecuencias no es necesario mencionarlas porque aùn las estamos viviendo.

Una de esas agresivas parodias se cantaba sobre el tango de Discépolo, "Soy un arlequín", rebautizado para el caso como "Soy un radical":

Soy un radical
un radical de última hora
con el buen fin
de conseguir un lindo empleo.
Me fui al comité
cansao de ser fiacún y reo
porque pensé
que iba a a calzar en el Correo.
Me engañó el clamor
de que el Viejo los daría al por mayor.
Vi el comité
pensé en la papa
y me clavé.

Nadie me dió ni una esperanza.
Inutil ansia fué mi berretín.
Perdoname si fuí zonzo
y si me dejé engrupir
si he pensado que el Peludo
podía fijarse en mi.
Engrupidor!
Piantá de ahí.
...........................................................

Con reforma de la letra original de "Como todas" de El Viejo Pancho (José Alonso y Trelles) se conoció este otro engendro propagandístico del golpe setembrino:

Óigale el Peludo. ¿No sabe que el pueblo
se irá con los hombres que a vos te repudian
y quedarás solo con tus cuatro gatos
prendidos al bofe de nuestra Res-pública?

No siento tu pena que ha de ser fingida,
siento de la del pueblo que sufre y que llora
pues se le hizo cierto que vos lo querías
y que iba a salvarlo la misión histórica

Sentiría la rabia desatada y loca
del bagual arisco sujeto al palenque,
pero el bagual juerte se libra a tirones
ya que la manea y el brozal se ruempen
.................................................................

Con la misma tendencia aparecieron otros versos titulados "La pulpera de la casa rosada", obviamente parodiando el poema de Héctor Pedro Blomberg "La pulpera de Santa Lucía":

Era hermosa y cargada de plata
mano abierta coqueta y ladina
y les daba esperanzas a todos
la gentil Presidencia Argentina

Prometía negocios soberbios,
mangoneos, prebendas, millones,
los caudillos de cuatro partidos
sus piraban en las elecciones.
...............
La llevó finalmente el más Viejo
cuando el año 28 moría
Y hoy recibe con amansadora
y no tiene las cuentas al dia
................

Con gracia impecable -debemos reconocerlo- fue compuesta esta otra pieza satírica, muy poco conocida, que se tituló "El mazorquero del Ku-Klux-Klan" sobre el molde de los versos de Blomberg titulados "La mazorquera de Monteserrat"

Cumplió treinta años el mes de enero
del año rojo, vulgo el actual,
y lo llamaban El Mazorquero
porque era miembro del Ku-Klux-Klan

Eran sus ojos negros traidores
y retozaba como un bagual
y los sargentos y batidores
le dedicaban este cantar:

Cuida el buen nombre del Hombre austero
porque cien lenguas lo insultarán
por tu prestigio de Mazorquero
porque eres miembro del Ku-Klux-Klan.

Bajo el bigote sus labios fieros
al oir esto reían más,
y las guitarras al Mazorquero
le acompañaban este cantar:

Por nuestra causa degollaría
a los del Régimen torpe y falaz
y a las dos Ligas les “ligaría”
toda la bronca del Ku-Klux-Klan
....................................................

La parodia, como se advierte, llevaba una fuerte embestida contra el gobierno de Yrigoyen acusado también, por esos años preparatorios de la asonada militar, de haber armado una fuerza de choque llamada El Clan Radical.

La misma intención crítica, se repite en la parodia del tango "Palermo" de Delfino, Braga y Villafañe, frente a la noticia de que el gobierno tenía en estudio un decreto para suspender las reuniones hípicas:

Bendito seas Palermo
lo tenés al Viejo enfermo
pues te quiere clausurar
¿Y qué haremos los domingos
los burreros sin los pingos
sin los tangos pa broncar?
...............................................

Yrigoyen
me va encerrar los pingos
Qué aburridos
pasaré los domingos!
Por el Viejo
me encontaré fané
Mas, qué le voy a hacer
si él tiene el poder!
Ilusiones
de un dato macanudo
se deshacen
por culpa del Peludo
A las cartas pondré todo mi amor
Qué le voy a hacer
si soy jugador.
.......................................................
Esta serie de parodias -más otras que en homenaje a la brevedad no incluyo- culminò con un tango oportunista que firman Anselmo Aieta y Francisco Garcìa Jimenez, titulado "Viva la patria" que es una apologìa de la revoluciòn que comentamos y que Gardel grabara el 25 de septiembre de 1930 con las guitarras de Aguilar, Barbieri y Riverol.

El lector que estuviere interesado en conocer màs a fondo los entretelones de la revoluciòn de 1930, puede leer en la pag. 410 del libro mencionado, el documento titulado “Algunos apuntes sobre lo que yo vi de la preparación h realización de la revoluciòn del 6 de septiembre de 1930. Contribución personal a la historia de la revoluciòn” en cuyo pie figura esta nota: Son solo apuntes, falta redacciòn. Firmado Capitan Juan Peròn.


Leer más

miércoles, 4 de noviembre de 2009

PARODIAS TANGUERAS

La parodia es, por definición, la adptación burlesca de una obra seria. Es un género literario nacido en Grecia en tiempos de Aristófanes (445-385 a C) cuyos trabajos, tomando a broma la tragedia clásica, fueron célebres. En realidad se trataba de acerbas críticas a los valores literarios, morales y políticos de su época. Aristófanes escribió unas cuarenta obras de las cuales sólo llegaron a nosotros once. Entre las más conocidas sólo citaré las tituladas Los caballeros (escrita contra el demagogo ateniense Cleón), Las nubes ( contra Sócrates), Lisistrata y Las Aves (contra la guerra y la indiferencia política).

Si bien durante ese tiempo de la Grecia ateniense, la parodia tuvo su mayor esplendor, en la edad media los textos paródicos también alcanzaron altura literaria. El Libro del buen amor de Juan Ruiz Arcipreste de Hita (1280-1350), famoso por su contenido ciertamente obsceno, es una de las obras imperecederas de la literatura castellana. Consta de 1728 estrofas donde con desenfado y humor, se entrecruzan los vicios y las moralinas de la época, parodiando textos clásicos de Ovidio, Esopo, Fedro e incluso otros de origen árabes y provenzales.

Es indudable que la obra maestra del género la escribió don Miguel de Cervantes Saavedra, quien pretendiendo parodiar los libros de caballería de entonces, hizo del Quijote una de las obras clásica de la literatura universal. En nuestro tiempo cultivaron el género, entre otros, Ramón Gómez de la Serna, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

El tango no se sustrajo a esa tentación burlesca. Muchas de las primeras letrillas conllevan esa intención.

Hacia 1906 Eloísa D’Herbil de Silva compuso una suerte de parodia del tango La morocha de Villoldo y Saborido, que tituló Yo soy la rubia (retruque de La morocha) cuyos versos, claramente, trasuntan la intención festiva de la composición:

Yo soy la rubia gentil
la de los cabellos de oro
la que conserva un tesoro
en su lánguido mirar
........................................

Algunos años después, Vicente Greco, el glorioso Garrote, dió a conocer una celebrada parodia de la famosa Sonatina de Rubén Darío que tituló La percanta esta triste. El tango se lo dedicó a “la primera tiple Delfina Fuentes, genial intérprete de la musa criolla”

La percanta esta triste
¿qué tendrá la percanta?
En sus ojos hinchados
se asoma una lágrima
rueda y se pianta.
La percanta esta triste,
no hace más que gemir.
Ya no ríe, no baila ni canta
y la pobre percanta
no puede dormir.

También el negro Celedonio Flores, tentado por la musa rubeneana, compuso un poema de similar contenido:

La bacana está triste, ¿que tendrá la bacana?
Ha perdido la risa su carita de rana
y en sus ojos se nota yo no sé que pensar;
la bacana está sola en el patio sentada
el fonógrafo calla y la viola colgada
aburrida parece de no verse tocar.

Hacia 1920, con la firma de A. Calleja, El alma que canta publicó la letra de un tema titulado Atorrante, que es una forma paródica del tango Milonguita de Delfino y Linnig. Milonguita -había sido estrenado por Maria Esther Podestá en el sainete Delikatessen House, en el teatro Opera el 12 de mayo de ese mismo año, convirtiéndose de inmediato en un gran suceso popular:

Te acordás atorrante, curdela
fuiste el taita del barrio e´ Las Ranas
con el funghi cantor, gran melena
y en la oreja prendida una flor.
En las noches de bronca y bailongo
a la paica la hacías soñar,
la engrupías con aquellos cortes
y hoy, curdela, no hacés más que llorar

Atorrante
hoy te lleva el vigilante
porque siempre estas mamao
sos un pobre desgraciao.
Atorrante
la bebida te ha matao
y de olor que despedís
lo voltías al que est[a al lao.
................................................

Uno de los temas que mas versos apócrifos ha soportado, es sin duda Mis harapos o Los harapos atribuído a Alberto Ghiraldo sin certeza documental alguna. Recuerdo una de las parodias que comenzaban así:

Caballero del ensueño tengo sueño y no apoliyo

Sobre la misma música, Oscar C. Delorenzi compuso una curiosa parodia de Mi noche triste, cuyos versos se reproducen en el nº 4 de la revista de Bucchieri:

Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida
te fugastes engrupida en anca de un berretín
te hiciste tonadillera, pasarás ratos extraños
y a fuerza de desengaños volverás pa´mi bulín
...........................................................................

Asimismo existe, sobre la misma música, una letra de Antonio R. Pazos titulada El paria, en la que, si bien no se advierte una intención jocosa, he querido citarla dentro de las muchas versiones que inspiró Mis harapos.

Ya se fueron para siempre aquellos floridos años
en que ningún desengaño amargó tu juventud
se fueron las diversiones, se fueron las alegrías
viniendo después los días de dolor e ingratitud.
...............................................................................

Los editores de El alma que canta, Russo y Bucchieri , incentivaban la creación de parodias. En cada número de la publicación incluían Nuevas Colecciones de Canciones, Tangos, Estilos, Cuples, Valses, Parodias, etc. lo que acredita la difusión que tuvo el género por ese entonces y el beneplácito con que lo recibía el público. Pero, indudablemente, las más festejadas parodias, fueron compuestas para las revistas teatrales de actualidad político-social de los años 20 y principio de los 30. Ninguna de ellas alcanzó a tener posteridad porque estaban referidas a temas coyunturales del momento.
Leer más

martes, 27 de octubre de 2009

UN CANAL NAVEGABLE DESDE LOS MATADEROS HASTA EL RIACHUELO

De mi libro inèdito El Buenos Aires que no fue.

EN 1902 SE PROYECTÓ LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CANAL NAVEGABLE ENTRE LOS NUEVOS MATADEROS DE LINIERS Y EL RIACHUELO (que nunca se construyò)

El 15 de julio de 1902 se autorizò a los señores Santiago Sabourin y Cia, por el tèrmino de sesenta años, la explotaciòn de un canal navegable que partiendo de los nuevos mataderos de Liniers, llegue hasta la Avenida Alcorta del Riachuelo y de allì hasta la proximidad de los antiguos mataderos. El canal debìa estar bordeado por dos calles laterales de diez metros de ancho cada una, con sus correspondientes aceras, haciendo en toda la estensiòn (sic) de las mismas, plantaciones de àrboles.

El canal tenìa por objeto el transporte por medio de embarcaciones autorizadas por la Municipalidad y a su vez el desagûe general de la zona cuyas aguas, al dirigirse al Riachuelo, debìan ser interceptadas por dicho canal.

Asimismo quedaba absolutamente prohibido recibir en el canal aguas servidas, materias fecales o cualquier otra materia que pudiera originar el polucionamiento de las aguas. (PARECE UN CHISTE, VERDAD?
Leer más

domingo, 18 de octubre de 2009

AUSENCIA

Por unos dìas estarè fuera de Buenos Aires. El blog se acutalizarà el sàbado 24 de octubre. Leer más

lunes, 12 de octubre de 2009

TANGOS INSOLITOS

MAS QUE LOS TANGO EN SI, SON INSÓLITAS ALGUNAS DENOMINACIONES CON QUE LOS PROPIOS AUTORES HAN CALIFICADO SUS TANGOS. Les dejo un ejemplo y si quieren conocer otros, cliequeen en leer màs. Tango primero de la serie tenebrosa: Sherlock Holmes de J. Aldrich
Otros ejemplos para sonreir:
Tango furioso; Alma atravesadade Loduca;
Tango aèreo: Barògrafo de Roberto Firpo;
Tango caradurìstico:Cemento Armado de Jc. Kintosh
Tango futbolìstico: Racing Club de Vicente Greco;
Tango sin competencia: Hernani de Domingo Santa Cruz;
Tango wagneriano: Tristan tango de P. Rossi;
Tango hagatinitis: Don Severo de Celestino Ferrer
Tango con brodo: El fierrazo de Carlos H. Macchi
Tango fragante: La flor del pago de Francisco Canaro
Tango parlamentario: Congreso de Juan C. Bazàn
Tango ranùn: El espamento de R. L. Brignolo
Y hay muchos más que oportunamente citare
Leer más

martes, 6 de octubre de 2009

EL DERECHO DE HUELGA

Esto se dijo en un debate parlamentario sobre el derecho de huelga: "Se reconoce al obrero el derecho indiscutible de no trabajar, pero se le exige que lo ejerza tranquilamente y respetando todos los derechos ajenos; exigencia que parecer se perfectamente razonable y justa; pero se olvida que esto importa en realidad, en muchos casos,reconocerle el derecho a morirse de hambre, él y los suyos, pero exigièndole que muera tranquilamente, sin defenderse y sin protestar" ¿A quien cree que corresponden estas palabras Estoy seguro que no ha acertado con el nombre. Esos conceptos tan progresistas y de tanta actualidad en nuestros días, fueron expresados por el Dr. Carlos Pellegrini en 1904 cuando su pluma analiza el tema de la Organizaciòn del Trabajo y frente al problema de las huelgas y de la legislaciòn vigente entonces que, reconociéndole a un obrero el derecho de hacer huelga lo obligaba a permitir que otro trabajare en el puesto que él dejaba vacante. Leer más

miércoles, 30 de septiembre de 2009

EL TANGO EN LOS CAFES DE BUENOS AIRES

El cafè porteño fue uno de los clásicos refugios tangueros. El trabajo que sigue, un tanto extenso, trata de sintetizar esa relaciòn a travès de la historia. Poca certeza se tiene sobre el origen de esa aromática bebida. Se cree que el cafeto es originario de Etiopía donde lo conocieron los primeros árabes mahometanos que llegaron huyendo de la persecución de los mekitas. De regreso lo llevaron a la Meca e hicieron las primeras plantaciones. Desde Arabia se extendió a Egipto y a Constantinopla. En esta ciudad se habría abierto el primer café público hacia 1554.

En el siglo XVII Solimán Agá, embajador del sultán en la corte Luis XIV, hizo conocer la bebida en París, donde en 1682, en una de las esquinas del solar que hoy ocupa el Louvre, se abrió el primer establecimiento europeo que servía café a sus clientes. Desde entonces mucha tinta ha corrido en homenaje a esos cálidos reductos donde la amistad se hizo un rito.

En busca de una definición copio a Antoine de Rivarol(*): “el café era el lugar donde, durante mucho tiempo, se iba a tomarle el pulso a la literatura, a la música y a la política". La síntesis, aunque bastante feliz, es incompleta sin esta otra de Ezequiel Martínez Estrada: "los cafés vinieron a dar residencia a la tertulia fuera del hogar y a reemplazar en cierto modo a la familia”.

Eso fue el café: sitio de reunión, lugar de encuentros, albergue de sueños y soledades; una institución fundamental de nuestra cultura porteña, "el club menos oneroso al alcance de todos los bolsillos, sin mas reglamento, disciplina y obligaciones que la convivencia humana"; fue el paraíso del hombre libre como sentenciara Theodoro de Bauville.

En Buenos Aires su existencia se remonta a la época colonial y si bien su tradición viene de España, el café porteño constituyó una síntesis perfecta del café europeo y la pulpería criolla.

Los primeros cafés tuvieron su asiento en torno de la Plaza Mayor: tal el llamado Almacén del Rey con existencia documentada en 1764 -según José Torre Rivello- ; el café La Amistad instalado en el bajo de la Alameda en 1779 y el famoso Café de Marcos (o Malcos como citan otros) ubicado en las actuales calles Bolívar y Alsina, donde se albergaron los fervores revolucionarios de nuestros patriotas en la primera década del siglo XIX. En 1820 Buenos Aires registraba 17 establecimientos similares.

Hacia 1840 hubo otro Almacén del Rey sobre la calle Victoria entre Defensa y Bolívar: fue el que fundara don Manuel Rey. La revista Fray Mocho del 9 de mayo de 1915 en un interesante artículo titulado “Un agujero histórico: El almacén Rey” nos da precisas referencias:

“Este almacén lo fundó don Manuel Rey allá..allá por el cuarenta y tantos...Don Manuel Rey era porteño. Caudillo de su barrio y hombre amigo de la política...Unitario! Como el hombre movía gente y no comulgaba con la divisas colorada, don Juan Manuel no tardó en darle pasaporte para la vecina orilla. Don Manuel Rey se radicó en Montevideo. Allá fue algo así como vista de aduana y tuvo un fondín que frecuentaron Mitre y otros emigrados. A la caída de Rosas, volvió Rey a su negocio de la recoba (sic), a este mismo agujero, y empezó a elaborar los mentados “Cigarrillos Rey”de tabaco negro que entonces eran los preferidos de la gente de copete. También vendía la mejor yerba de plaza. Con la aparición de “El Toro”y después “La Hija del Toro” los cigarrillos de Rey pasaron de moda. En 1865 don Manuel tomó como dependiente a otro Manuel, don Manuel Teigeiro...Andando los años don Manuel Teigeiro se asoció con Rey y mucho después quedó como único dueño del almacén. A don Manuel Teigeiro sucedió su sobrino don José Gómez Teigeiro....” quien continuó con la tradición de las famosas empanadas Rey.

Este establecimiento, al que concurría como clientes lo mas granado del mitrismo (el general Emilio Mitre, Juan Bautista Peña, el general Iriarte, Plácido Obligado, Narciso Aguirre, Guillermo Udaondo, los hermanos Sáenz Valiente y otros ilustres apellidos de la época) desapareció durante la década de 1940.

Por su parte, Lafuente Machain, en su libro “Buenos Aires en el Siglo XVIII” refiere -hablando de los cafés- que "el primero que vemos citado es el llamado De Los Trucos que dio nombre a la cuadra sur de la Plaza de Mayo", aunque lo ubica diez años después que la aparición del primitivo Almacén del Rey. El café De los Trucos tomaba su nombre precisamente de las mesas de truco "no por el juego de naipes conocido después con ese nombre, sino por una especie de billar", que consistía en embocar bolas en unas troneras dispuestas en el perímetro de las mesas. Es decir, el tan popular snooker de nuestra juventud o el pool de los dias actuales.

Con el tiempo, otros cafés se instalaron en el mismo entorno de la Plaza Mayor: el Café de la Comedia (Reconquista frente a la iglesia de La Merced), el Café de la Victoria en la calle del mismo nombre (hoy Hipólito Yrigoyen), establecimiento de gran categoría frecuentado por la élite porteña; el Café de Los Catalanes, también vecino de aquel templo y que "poseía una gran sala y un patio de regulares dimensiones que en verano se habilitaba con mesas para atender a la concurrencia". Este renombrado café y casa de comida era famoso por su "mondongo a la catalana" cuya cocinera -su dueña-, una robusta barcelonesa, hacía las delicias para el paladar de los comensales. Algún humorista de la época solía citar al establecimiento como el "mondongo de la catalana", en obvia alusión a la obesidad de la propietaria.

En el Gran Mapa Mercantil de la Ciudad de Buenos Ayres litografiado por Kratzenstein en 1870 aparecen sobre la calle Rivadavia nº 99 -de la antigua numeración- el Café del Plata; en el 192 el Café Lavigne; en el 217 / 219 el Tortoni de Touan; en el 236 el Café Hotel Cancha de Cipriano Oteiza y en el 254 el Café Biarritz. En la calle Piedad (hoy Bartolomé Mitre) nº 193 el Café Restaurant de Lion. También sobre Piedad en el nº 295 figura el Café de San Miguel, ubicado, curiosamente, frente a la actual Iglesia del mismo nombre cuyo predio, por esos años, era ocupado por la panadería de Justo Ruiz y la tienda de Amado Hnos. En Cangallo 280 figura el Café de los Artesanos y unos metros más adelante el Café des Arts et Metiers. Por la calle Victoria, en el nº 220, se encontraban el Café de Carlos Tonazzi; en el 296 el Café de la Paz de Luis Bianqui y sobre el 346, la Confitería del Teatro Victoria de Gerardo Bertazzi.

Por 1868 el aristocrático Café de París de la calle San Martín “es el único que merece consideración entre los establecimientos análogos de media América. Tenía en el piso superior saloncitos para comidas privadas y el comedor general, con ocho espejos y ni una sola ventana, brillaba de limpio”. (Rafael Alberto Arrieta. Centuria Porteña. Espasa Calpe 1947)

También muchas pulperías se asentaron en el casco céntrico de la ciudad. Hacia 1829 en calle Florida, muy próximo a la traza de la actual Avenida de Mayo, funcionaron varias. En los números 72, 123, 127, 149, 182 y 183 estaban respectivamente las pulperías de Juana Rama, María Beja, José Judas, Diego Hermosín Delfinos y Juan Piranez. Muy cerca, en la esquina de Cuyo (hoy Sarmiento, solar que ocupa la tradicional farmacia La Franco) estaba por 1839 el Almacén del Plata que años después, en 1866, cambió su nombre por el de Almacén Florida. Era un típica pulpería, donde se vendían comestibles, bebidas, herramientas y no faltaba naipe, guitarra y cantor.

En realidad estas pulperías devienen en almacenes – tan populares en todo Buenos Aires- manteniendo el despacho de bebidas. De ahí la común denominación de Almacén y Bar que en realidad se constituiría en el café de barrio, primer lugar de encuentro de los muchachos y viejo refugio de los veteranos vecinos.

Queda en claro entonces, que bajo el rubro de Cafés quedan involucrados los viejos almacenes con despacho de bar, las fondas con patios emparrados, los peringundines, también algunos boliches de dudosa definición y los reductos esquineros de las barriadas porteñas.

En todos estos sitios se cobijó el tango, desde lo días de su gestación y nacimiento, hasta los tiempos gloriosos de su máxima expansión. El café fue, de modo indiscutible, uno de los medios mas eficaces para la difusión del tango y la consagración de músicos y cantores... Los bailarines triunfaban, mas bien, en salones y cabarets, sitios donde el baile era de rompe y raja.

A esta altura del relato advierto que el territorio que nos convoca es, inexorablemente, el pasado, ya que en nuestros días no hay cafés tangueros, cafés con palquitos y orquestas, ni siquiera cafés que sean –como decía Sacalabrini Ortiz- un fortín de la amistad.

Buenos Aires es dos ciudades a la vez. Una la que vivimos cotidianamente en nuestro ajetreado transitar; una ciudad sin pausa y con mucha prisa, sin lugares donde ejercer ese mentado hábito porteño de ir al café. Otra, es la Buenos Aires que tenemos en la memoria y en el corazón, la que nos legaron los tangos y los poetas, la ciudad de la calle que nunca duerme, la del hombre que está solo y espera, la Buenos Aires del ensueño....

Esta segunda ciudad es el territorio de este trabajo.

Muchos de los cafés que habré de recordar no eran sino pobres almacenes que ofrecían generosamente sus mesas para el encuentro de la amistad. Otros, en cambio, eran verdaderos apostaderos de guapos, malandras y hombres de temple. Los cafés del centro tenían el brillo de las luces y la atracción de sus marquesinas y letreros.

¿Por dónde comenzar? Quizás por el sur, porque se dice que allí habría nacido el tango, aunque como lo afirma Borges, esos son puros embelecos. El tango nació en todas las esquinas del suburbio, su único punto cardinal fue el alma rioplatense. Pero vamos para el sur. Empezaremos con una recorrida por los cafés de la ribera.

¿Cafés o cafetines? En el deslinde de la ciudad y a orillas del Riachuelo se gestó una mitología de boliches – fondines, bodegones y otras yerbas- en torno de la calle Pedro de Mendoza con su cosmopolitismo ultra en que se oyen todos los idiomas y dialectos imaginables, con su ferrocarril que llegaba hasta la esquina de Pedro de Mendoza y Brown, lleno de curvas y desvíos y con su Ribera llena de instalaciones mecánicas y corralones. La cita es de Manuel Bilbao, de su libro Buenos Aires desde su fundación, publicado en 1902 por la Imprenta de Juan A. Alsina.

Y ahí nomás, en Suárez y Brandsen, según lo sostiene Antonio J. Bucich, estaba en Café de los Negros, así llamado porque, obviamente, concurría mucha gente de color. Los negros fueron los primeros en hacer música en los cafés de la Boca. Y el tango se asentó de hecho y de derecho en el entonces llamado Bailetín del Palomar conocido también como el Boliche de Tancredi, que por 1878 abrió sus puertas en la famosa esquina de Suárez y Necochea. Tancredi – en persona- le cobraba a los bailarines, cinco centavos la pieza y para que ninguno bailara sin pagar, la cobranza la hacía con una mano mientras en la otra empuñaba un trabuco. Tanta fue la fama de este cafetín, que Bossio arriesga esta tesis: Entre cánticos xeneixes y ligures, el tango perfila su figura guapa, pura estirpe latina, que si no nació en la Boca o en lo de Tancredi es, al menos, consecuencia del aporte que el barrio y el salón han dejado para la historia de la música de Buenos Aires.

Nuestro recordado Enrique Ricardo del Valle, en notas críticas a los Textos eróticos del Río de la Plata de Robert Lehmann-Nitsche (Librería Clásica – Bs.As. 1981) dice que el mal afamado café Tancredo estaba situado en la zona de los prostíbulos de Buenos Aires. Por su parte, Juan E. Jorge (La policía de los bailongos- Revista de Policía año XXXIII 1930 pag. 187) refiere: que allá por la época anterior a la fecha amarilla, en 1870, existía en las casillas de madera de los potreros cercanos a la estación Brown del ferrocarril a la Ensenada, una casa de baile público denominada La Pandora de Tancredo y donde la marinería de los buques del cabotaje del Riachuelo, las peonadas de los saladeros y barrancas, como también los troperos de las carretas que venían del Sud para llegar a la Plaza Constitución con lanas y cereales, acudían todos a pasar un rato de diversión en aquel local, por los candombes estaban en la parte Norte de la ciudad de Buenos Aires.

El gran Pirincho Canaro tuvo su primer contrato en un café de La Boca, el Royal, conocido también como Café del Griego debido a que su dueño era don Nicolás Bardaka, griego de origen como fácilmente lo denuncia su apellido. Estaba enclavado en la nombrada mítica esquina de Suárez y Necochea. Canaro componía entonces un trío con Samuel Castriota, pianista (autor del tango Lita llamado después Mi noche triste) y Vicente Loduca, ejecutante de bandoneón instrumento que por primera vez intercalaba en mi conjunto según lo afirma Canaro en sus Memorias

Frente al Royal había otro café de igual importancia y modalidad, donde tocaban los hermanos Vicente y Domingo Greco y a la vuelta, en el 275 de Suárez a unos treinta metros de distancia, estaba el café La Marina, en el que actuaba Genaro Expósito conocido como el tano Genero, integrando un trío que completaban, nada menos, Agustín Bardi en piano y José Camarano, el tuerto, en guitarra.

En la vereda opuesta a La Marina se presentaba Roberto Firpo y en una cantina de Suárez y Necochea, haciendo cruz con el Royal, existían un gran Café-Concert, uno de los más importantes de La Boca, donde entretenía a los parroquianos el papa del Tango: don Angel Gregorio Villoldo.

En el Royal, una noche de 1909, después de que actuara el trío de Canaro, un muchachito flaco, con aire entre compadrito, romántico y bohemio, desenfundó su fueye y con el permiso de todos, estrenó su primer tango: era Eduardo Arolas (Lorenzo Arola), y su tango Una noche de garufa.

Más o menos por el Centenario apareció en un café de Patricios y Olavaria otro trío, dirigido por quien sería, con los años, el músico consular de La Boca: Juan de Dios Filiberto. Curiosamente debutó como músico en la misma esquina donde solía ejercer sus habilidades de lustrabotas para llevar algunas chirolas a su casa. Pero hubo en La Boca un café de grato recuerdo para todos los historiadores del barrio: La Fratinola enclavado en la esquina de Martín García y Patricios. Era feudo de dos grandes bandoneonistas: Arturo Berstein, el aleman y el Yepi, cuyo verdadero nombre era José María Bianchi que andaba siempre cargado con trabuco en la cintura La Fratinola fue un reducto famoso por sus noches de tangos y trifulcas. Cadícamo nos da mas señas: La Fratinola era un café que sacaba un muerto o dos por noche sin darles contraseña.

Mientras escribo estas líneas, me doy cuenta de la cabal importancia que tuvo el barrio de La Boca para el tango; tanto que le hizo decir al escritor Ignacio B. Anzoátegui que el tango nació en La Boca con el acriollamiento alerta de los hijos de italianos. No se si ha sido así, pero bien vale como metáfora para señalar la influencia de esta inmigración y de este barrio en los primeros tiempos de nuestro arte.

Pero, tengo que dejar La Boca para seguir la recorrida por otros barrios y lo voy a hacer desde el Café Marconi:

Viejo Café Marconi donde actuaban
los tres hermanos Paulos y Luiggin
Tus tangos eran tristes y lloraban
en el fuelle y en las cuerdas del violín

Cadícamo recuerda a los hermanos Peregrino, Jorge y Roque Paulos. El primero autor de un famoso tango al que luego Luis Rubinstein le pusidera letra: Inspiración, que nació con el título de 7* Regimiento de infantería. En el Marconi, situado en Olavaria al 600, actuó también el Pibe Wilde, el bandoneonista Carlos Marcucci, que fuera integrante del famoso sexteto de Julio de Caro y uno de los más grandes fueyes de toda la historia del tango.

De la mano del recordado don Enrique Horacio Puccia vamos a deambular por Barracas, su barrio, su pasión. En el Café del Vasco de Olavaria y Azara, debutó a principios del siglo XX Juan Maglio, Pacho ( castellanización de patzo, loco) con su famoso cuartero; y en el palquito del T.V.O, allá por Montes de Oca 1778, abierto un día de 1912, pasaron todos los grandes del tango: Eduardo Arolas, Agustín Bardi, Julio De Caro, Juan Carlos Cobian, Genaro Expósito, Graciano de Leone, Arturo y Luis Berstein, Carlos Hernani Macchi, Tito Roccatagliatta, Luis Brignolo, Alpidio Fernández –autor del tango TVO- José Martinez, Samuel Castriota, el gordo Bazán....

Arolas, que era muy buen dibujante, había diseñado un pizarrón en el que tizas de colores, escribía los títulos de las composiciones que iba a interpretar, enmarcándolos con guirnaldas de flores y otros adornos. Recordemos que Arolas dibujó la carátula de su tango Rocca, dedicado al don Santiago Rocca, uno de los patriarcas del tradicionalismo.

Don Agustín Bardi y Arolas trabajaron también en El León en la esquina de Montes de Oca y Australia, hoy Quinquela Martín. En Montes de Oca y Brandsen estaba el café El pensamiento –título de uno de los más bellos tangos de José Martinez-. Allí cantó Ignacio Riverol haciendo dúo con el gran actor Francisco Alvarez cuando éste se dedicaba al canto y a la guitarra antes de entregarse a la tablas. Otro cantor que anduvo por El pensamiento fue Ángel Greco, el autor de Naipe marcado, hermano de Vicente. Y vale una mención para el trio de Filiberto que, como él mismo lo recuerda, más que un trío musical, parecía un terceto de solistas, porque los tres tocaban a destiempo y cada uno por su lado.

Según don Miguel Caminos el tango nació en los Corrales Viejos, nombre que ha quedado para la mención de los historiadores porque la ciudad no sólo no ha conservado testimonios materiales de su pasado, sino tampoco ha protegido su memoria histórica. Hoy el barrio de los Corrales Viejos se llama Parque de los Patricios.

Nació en los Corrales Viejos
allá por el año 80.
Hijo fue de la milonga
y un pesao de arrabal.
Lo apadrinó la corneta
Del mayoral de tranvía
y los duelos a cuchillo
le enseñaron a bailar

En los Corrales encontramos a fines del siglo XIX actuando a Villoldo con su guitarra y su armónica adosada mediante un ingenioso soporte, en el café conocido como La Tapada, en Casero casi Dean Funes. Era también bar y restaurante. Y ya entrado el siglo XX talló fuerte el Café Benigno –primero en Rioja 1910, después en el 2177- En el Benigno, dice Bossio, gravitaba Homero Manzi entonces militante del radicalismo de la sección de Boedo y San Juan y por las noches dominaba la presencia de Julian Centeya acompañado de Celedonio, Lopecito, Barbieri el guitarrista de Gardel y su hijo Alfredo y otros amigos. Allí paraban también Pascual Biafore, pianista, autor de Dios te salve, Antonio Buglione el compositor de La maleva, el Zurdo Fernando Franco, violinista, autor de Noche de amor y el Negro Eduardo, (Floreano Benavento su nombre), guitarrista y fueyero, de quien dijo Oscar Zucchi que era genial ..y Cátulo lo viera como un astro moreno, refulgente y siempre alcoholizado, señor del bandoneón, rey de la zurda....

Los hermanos Bates citan en su Historia del Tango de 1936, el éxito que tuvo durante muchos años Rafael Iriarte en el café de Rioja y Salcedo. Iriarte actuaba con un cuarteto: él en guitarra, Pepe Ferro en fueye, Ferrazano en arpa y Rodríguez –luego reemplazado por Ricardo Brignolo (La Nena) y luego por Elvino Vardaro, en violín...

Y dejamos Patricios no sin recordar a la Cofradía de los Corrales Viejos donde hoy se mantienen las tradiciones del viejo del barrio y nos damos una vuelta por Boedo.

Sos barrio de gotán y la pebeta
el corazón del arrabal porteño
cuna del malandraje y del poeta
rincón cordial
La capital
del arrabal

Boedo ha sido y es barrio de tango. Estos son versos de Dante A. Linyera alias de Francisco Bautista Rímoli, –muy pocas veces cantados- Fueron puestos a ese tango impar de Julio de Caro que se titula precisamente Boedo. No voy a repetir todos los cafés con historias de tango que se albergaron en este barrio que, curiosamente, no fue oficialmente barrio sino recién a partir de 1972.. Pero, ahí está como un testimonio vivo de todos ellos, la esquina de Homero Manzi, que fue sucesivamente el Café del Aeroplano, el Nipón después del 30, el Canadian a partir de 1947 y desde 1960 lleva el nombre actual donde, según lo quiere tradición tanguera, Homero habría escrito la letra de su tango Sur. .

En cambio nos iremos a recorrer la Calle Corrientes, que como dijera Héctor Gagliardi, es de todos y de nadie / va cruzando Buenos Aires / airosa, gallardamente / como una piba porteña / que no ha cumplido los 20.

Corrientes es la calle del tango por antonomasia. Por supuesto que la memoria tanguera de Corrientes la evoca sobre todo cuando era angosta, cuando aún la piqueta no había hecho su obra de ensanche para abrirle un cauce generoso a los muchachos de las otras barriadas que por las noches convergían en Corrientes en busca de su cobijo y su tutela. Corrientes atraviesa varios barrios: el centro o sea San Nicolás, el Abasto es decir Balvanera, Villa Crespo, Chacarita....

En la esquina noroeste de Corrientes y Esmeralda estaba, allá por 1914 cuando Corrientes era angosta, el Café Guaraní, donde el dúo Gardel-Razzano tenía mesa propia reservada toda las noches. En la esquina SO de Corrientes y Cerrito estaba el llamado Café Lloveras, que luego fue el célebre Café El Nacional llamado con propiedad La catedral del tango. En este local actuó Villoldo acompañándose con guitarra y armónica. En 1916 se trasladó a Corrientes entre Suipacha y Pellegrini, sobre la misma cuadra del Café Los Inmortales. En el palco de El Nacional actuaron los puntos más altos del tango. El dia de la inauguración actuó la orquesta de Roque Biafore, anunciada con un cartel lleno de luces. Curiosamente el primer cantor que actuó en El Nacional fue Marino, Francisco Alfredo Marino, el autor de El ciruja; y el último también fue Marino, Alberto Marino, el 15 de diciembre de 1952.

Un café que no debe quedar en el olvido, es La oración, que estaba ubicado en Corrientes 1115 frente a la iglesia de San Nicolás de Bari antes de la apertura de la avenida 9 de Julio. Por 1915 fue el reducto tanguero de Augusto Berto, en cuyo conjunto actuaban Peregrino Paulos, Julio Doutry (violines), Luis Tesseire (flauta) y José Sassone (piano). En este café Berto estreno su tango Recóndita.

En la esquina que ocupó el primitivo El Nacional, donde hoy hay una sucursal bancaria, estuvo el Almacén El Verde, que Enrique Horacio Puccia recuerda con mucha precisión. Fue un local tanguero como que actuó durante mucho tiempo Juan Maglio Pacho, acompañado por Augusto Berto.

Pero Corrientes también tuvo otra catedral tanguera: el Tango Bar en el 1269 por cuyo palco desfilaron innumerables orquestas, cantores, solistas...Recuerdo haber visto a Horacio Salgan con Angel Diaz, a Francini-Pontier con Rufino, a Alfredo Belusi, a Horacio Deval... Como una mera curiosidad voy a mencionar a El estaño, situado en la esquina de Corrientes y Talcahuano, exactamente Corrientes 1302. Se dice que allá por los años 20 allí trabajó como mozo un griego adolescente que llegaría a ser famoso: Aristóteles Onassis. Pero no menciono su fama por ser magnate petrolero ni por haberse casado con Jacquelino; lo hago porque los memoriosos cuentan que solía servirle el café a Carlitos Gardel.

Y no puedo dejar en el tintero al Café Domínguez (de la vieja Calle Corrientes que ya no queda / de cuando era angosta y la gente / se mandaba el saludo / de vereda a vereda/ según lo escribió Cadícamo en Viento que lleva y trae). En el Domínguez – Corrientes 1537, entre Paraná y Montevideo) se escribió parte de la historia grande del tango. Allí paraban y actuaban Graciano de Leone, Rafael Tugegols, Roberto Firpo, Juan Maglio, Francisco Canaro, Paquita Bernardo, De Leone estrenó en el Domínguez su hermoso tango Tierra negra. Un dato para la historia de los cafés. En el Domínguez se instaló la primera máquina de café-express que hubo en la Argentina.

Voy a saltear algunos cafés para no extenderme demasiado. Al lado del Domínguez estaba el Café Iglesias donde supieron actuar Firpo, El tango Genaro, Pedro Mafia, Carlos Marcucci en otros. Y entre los muy nombrados cafés de la calle Corrientes estaba El Pasatiempo ubicado en Paraná 425 que fuera arredando por Juan Maglio y bautizado como Café Pacho. Cadícamo lo recuerda así: ¿Y El pasatiempo? Famoso / de la calle Paraná / donde al decir verdad / era un lugar tenebroso..

Vecino del Once –ya por la zona de Balvanera- era el Café Gariboto que conocí en dias de mi inafancia cuando mi viejo me dejaba acompañarlo los sábados a su consabido vermut. Estaba en la esquina de San Luis y Pueyrredón. Cuando yo lo conocí no era ya un boliche tanguero, pero en su ámbito aún resonaban los ecos de aquel fueye macho del glorioso Pacho que compuso allí su tango ¡Qué papelón!

Ya entrando a Villa Crespo, sobre Corrientes y del Carril estaba el Café La Morocha que en los dias del Centenario fue reducto exclusivo de los hermanos Santa Cruz: Domingo en el fueye, Juan en el piano...Y hubo un café ubicado en la esquina de Corrientes y Medrano que la inventiva popular bautizó como Café de los loros, porque allí paraban los guardas y motormans de los tranvías Lacroze que llevaban uniforme verde. A este mojón tanguero supo llegar con sus notas el trio de Berto, Canaro y Salerno en tiempos fundacionales del tango. Digamos de paso que muy cerca, en Corrientes y Serrano estaba el famoso café Venturita donde también actuaba este trío.

Hubo muchos otros cafés sobre la calle Corrientes y sus adyacencias que merecerían recordarse, pero resulta imposible nombrarlos a todos. Es que para esas décadas iniciales del siglo XX el tango copó de tal manera los cafés y todos los sitios donde podía levantarse un pequeño tablado, que prácticamente no hay barrio, que no haya tenido sus lugares de tango. Si yo preguntase a boca de jarro, ¿hubo tango en Belgrano? Estoy seguro que muchos dudarían y que pocos podrían responder afirmativamente citando lugares, porque Belgrano, en apariencia, estuvo un tango alejado del tango...Aún después que fue integrado al municipio de Buenos Aires, conservó su aire de pueblo bucólico, con sus quintas, sus costumbres, su modo de vida muy distinto al de la ciudad.

Sin embargo podemos hablar y mucho del tango en Belgrano. Especialmente en el Bajo Belgrano donde en los primeros años del 1900, en la antigua esquina de Blandengues y Echeverría estaba instalado un curioso boliche llamado La papa grossa. Era un amplio local con despacho de papas y carbón y un generoso espacio para tomar café, jugar a los naipes, taquear al billar y oir tangos. En verano habilitaban la glorieta en la parte posterior. Aunque no está registrada la fecha, allí cantó Gardel y actuaron muchas orquestas, aunque la más consecuente fue la de Pedro Mafia.

Otros cafés del bajo que merecen recordarse, fueron La Fazenda, La pajarera y La cancha de Rosendo. En La Fazenda hacia 1903 actuaba el trio de Eusebio Aspiazu (el cieguito) en guitarra, Ernesto Ponzio (el pibe) en violín y Felix Riglos en flauta a los que después se sumo el gordo Juan Carlos Bazán con su clarinete. Este cuarteto pasó después a alegrar las noches de un sitio poco recomendable, La milonga de Pantaleón, vecino al Hipódromo de Belgrano. En La cancha de Rosendo, Blandengues y Mendoza, propiedad de Rosendo Drago, actuaron Vicente y Ernesto Ponzio, el tano Genaro, Juan Carlos Bazán y otros músicos de esos ltiempos.

Y aunque más que café, era confitería, no podemos olvidar a la llamada Confitería de la Estación cuyo verdadero nombre era Confitería de La Paz, ubicada sobre el mismo andén de la estación Belgrano C. Se la había inaugurado en 1876 junto con el ferrocarril. Allí a finales de los años 40 debutó el cantor Jorge Vidal y entre muchos otros, allá por 1943, un jovencito llamado Alberto Morán, todavía desconocido para el gran público, llenaba las noches cantando con la orquesta de Cristóbal Herreros.

Si de Belgrano nos trasladamos al vecino barrio de Palermo, además del mítico Hansen cuya historia merecería una charla autónoma, recordaremos otro café con mucha memoria tanguera: La Paloma. Estaba ubicado en la esquina de las actuales avenidas Santa Fé y Juan B. Justo, aunque en los tiempos iniciales de este café, el Maldonado aún no estaba entubado y esta última avenida no existía. La callecita que corría por su costado norte se llamaba Almeida. Ese café –al que conocí llevado por mi padre allá por la década del 40- era el feudo de Juan Maglio. El comisario Francisco L. Romay recuerda en sus memorias que era un boliche pesado, y que en mas de una ocasión debió intervenir de modo duro para ponerle freno al sabalaje..

Un poco más hacia el centro, en la esquina de Santa Fé y Canning, estaba el Café Atenas donde brillara un cuartero integrado por los dos hermanos Santa Cruz, Carlos Hernani Machi y Alcides Palavecino. Cadícamo, el gran cronista de Buenos Aires, lo recuerda con estos versos:

En aquel café
de Canning y Santa Fé
donde se tocaban los tangos de Villoldo
el Choclo y Yunta Brava
y florecían las biabas
de Aparicio el caudillo
y el Chino Andrés.

Por Canning hacia Córdoba, es decir tirando para Villa Crespo, estaban otros cafés tangueros. En la esquina de Costa Rica estaba el Maratón donde supieron hacer roncha Manuel Aróztegui, Manuel Firpo y Paulino Fasciola con un trío que una noche, por cuestiones del momento, armó una batahola con algunos parroquianos, terminando a los tiros.

Un poco más adelante, en la esquina de Córdoba que entonces se llamaba Rivera, estafa el famoso ABC el café donde se lucía el bandoneón de José Marmón, Pepino. En sus primeros tiempos con el tango, también actuó Eduardo Arolas. Así lo recuerda José Portogalo:

All ABC de Canning y Rivera
llegué cuando Valija se afilaba los dedos
y en París para siempre se iba hacia el olvido
aquel que la fama le nombra Eduardo Arolas.

En esa esquina del ABC vocea sus diarios Saccomano, que fuera acusado injustamente de la muerte de la telefonista Silvia Salas y provocara aquellos recordados versos de Andrés Cepeda:

Diosa Themis, Saccomano
Es un Dreyfus argentino.

Y en la historia ha quedado para siempre el Café La Cancha de Rivera (hoy Córdoba) y Godoy Cruz, a lado de las vías, donde una noche de 1921 debutó en el piano Osvaldo Pugliese acompañado por Domingo Fallace en bandoneón y Alfredo Ferrito en violín.

Todos los cafés de la zona, Palermo y Villa Crespo, fueron tangueros. En 1914 en el que estaba en Las Heras y Bulnes se lucía al frente de su conjunto Adolfo Perez, Pocholo. En el Recreo Las Heras, frente a la iglesia de San Agustín, por 1924, hacía roncha Pedro Laurenz…Y si hablamos de Palermo no podemos olvidar, como dijimos, el mítico Hansen,- ubicado donde hoy está el planetario- que nunca se llamó así, sino Restaurante 3 de Febrero, fundado por el alemán Juan Hansen hacia 1869, quien lo administró hasta 1892, fecha de su muerte.(3-4-892). Entre este año y 1903, tuvo la concesión otro alemán, Baltasar Monsch y desde el 8 de marzo de ese año, cambiando su antiguo nombre por el de Restaurante Recreo Palermo, Antiguo Hansen, lo arrendó el lombardo Anselmo Tarana. Y finalmente , entre 1908 y 1912 , en que fue demolido, los concesionarios fueron los señores Payot y Giardini,. Por el palco del café de Hansen pasaron los más famosos tangueros de la época primera: Firpo, Pacho, Castriota, Bevilacqua, Ponzio, Villoldo por nombar sólo algunos.

El Hansen , según la colorida pluma de Felix Lima en sus habituales crónicas publicadas en Caras y Caretas, quedaba a mitad del derecho de la Avenida de las Palmeras pasando la Estación Palermo del Ferrocarril a San Fernando y a la derecha yendo en dirección del río. Centeneares de lamparitas de luz eléctrica en el frente. Iluminación a giorno....Las mesas con cubiertas de mármol muy pesadas...”

Aún persiste la discusión sobre si en el Hansen se bailaba o no. Según Lima esta prohibido el bailongo pero, a retaguardia del caserón, en la zona de las glorietas, tangueábase liso, tangos dormilones de contrabando. Los mozos hacían la vista gordo. El tango estaba en pañales....Solamente lo bailaban las mujeres alegres... Felipe Amadeo Lastra que lo alcanzó a conocer y visitar, afirma en su libro Recuerdos del 900 no se bailaba. Pero contrariamente don Adolfo Bioy (padre de Adolfo Bioy Casares) en su trabajo Antes del 900 cuenta que en el Hansen se bailaba el tango antes que esta danza hubiese alcanzado a estar de moda en los salones de la ciudad. Allí íbamos de cuando en cuando a ejercitar nuestra cualidades de calaveras....Una noche fatídica Pepe Arredondo, mientras bailaba un tango, cayó en un entrevero de una heridla mortal en el corazón. (Años después Bioy corrigió esta afirmación: el hecho había en el Pabellón de las Rosas y no en el Hansen)

Según el payador –e investigador- Victor Di Santo, en el primitivo Hansen nunca se bailó ni se tocaron tangos que recién llegaron en la época de Tarana. En estos años ocurrió la anécdota que solía narrar Villoldo acerca de su tango El esquinazo que era seguido con tanto entusiasmo por la concurrencia que, para acompañar los golpes que salpican el tema, utilizaba las copas, los platos e incluso las botellas de las mesas. Fue así que la primera noche que se ejecutó hubo una gran rotura de estos enseres. Tarana puso de inmediato un cartel prohibiendo la ejecución de El esquinazo.

Contemporáneo del Hansen era El Tambito o El Kiosquito, (llamado indistintamente) cuyo arrendatario era don Vicente L. Casares. Su origen se remonta a 1877 cuando el 1 de octubre se firmó el convenio entre la Comisión Auxiliar del Parque Tres de Febrero y el señor Casares que se comprometía a pagar un alquiler mensual de cuatrocientos pesos moneda nacional por cinco años. El 31 de agosto de 1888 aparece la firma Constan Fernán y Cia pidiendo arrendar el llamado Kiosco Casares, lo que hace presumir que durante el primer año funcionó sólo como tambo y luego fue desocupado.. Funcionaba en un chalecito en la Avenida Casares, que aún perdura con algunas reformas, y que fuera hasta no hace mucho asiento de la Secretaría de la Juventud del Gobierno de la Ciudad.

Roberto Firpo solía recordar también a un arrendatario al que llamaba don Juan y sostenía que Ernesto Ponzio (El pibe Ernesto) había bautizado de tal modo su famoso tango en homenaje al arrendatario del Kiosquito o Tambito. Hacia 1890 actuaban Eusebio Azpiazú, el cieguito, len guitarra, Pascual Romero, Vicente Pesce y el tano Roque. En el Tambito ocurrió un grave hecho de sangre: en una pelea de patotas entre niños bien y malevos, fue muerto de una puñalada el joven Juan Carlos “Vidalita” Argerich de la alta sociedad porteña; el matador fue José “Cielito” Traverso, uno de los dueños del Café O´Rondeman del Abasto donde cantaba y paraba Gardel, quienes además eran lo que hoy llamaríamos punteros políticos de don Benito Villanueva

Y aunque sea con una breve mención, debemos recordar otros lugares del Parque Tres de Febrero que fueron famosos sitios de tango: El Velódromo, El Pabellón de las Rosas y pegadito a este, el famoso Armenonville donde debutaran el 31 de diciembre de 1913 Gardel-Razzano y donde también actuaran durante muy poquito tiempo, los integrantes de un duo cómico quedaron para siempre en la historia del cine :mundial: Laurel y Hardy o el Gordo y el Flaco. El primer Armenonville funcionó en un local sito en Avenida Alvear y Tagle; hacia 1930 después de ser desalojado de este predio por la Municipalidad, abrió en Canning y Figueroa Alcorta. Años después el establecimiento pasó a llamarse Les Ambasadeurs...y finalmente fue sede de Canal 9. Hoy ha sido demolido y se está construyendo.

En el Armenonville actuaron las orquestas de Vicente Greco, Roberto Firpo, de Francisco Canaro, también lo hicieron Eduardo Arolas, Nicolás Verona y muchos famosos más. En el Armenonville se realizaban los famosos Bailes del Internado

Y acaso otro sitio con memoria tanguera sea el Palais de Glace que aún hoy existe y es un centro cultural. Allí se dieron famosos bailes y ocurrió también el incidente en el cual Gardel recibió el balazo que se alojo en su pleura y nunca le fue extraído.

Cafés y tangos fueron indisolubles a fines del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX. Esos escenarios hoy desaparecidos para nuestro arte, cobijaron a las más grandes figuras en noches de perdurables memorias Por eso el tango no se olvidó del café. Ahi están Armenomville, ese formidable tango de Juan Maglio Pacho –citado además en muchos otros tangos-., Café La Paloma, de José Guardo, El Estribo de Vicente Greco, Café El Nacional de Francisco Cafiero, Viejo café Nacional de Francisco Parisi, Viejo café Germinal, de Juan Larenza y Marsilio Robles, Viejo café Politeama de Claudio Román, Royal Pigall de Juan Maglio, y tantos más hasta el Café La humedad de Cacho Castaña sin contar los innumerables tangos que hablan del café, ese refugio fiel como dice Héctor Negro, con algo de templo, de posta y de bar.
Leer más

martes, 22 de septiembre de 2009

¿EXISTIÓ LA PULPERA DE SANTA LUCÍA?

Héctor Pedro Blomberg dice en los versos de la canción, que "era rubia y sus ojos celestes". ¿Pero fue un personaje real o simplemente una ficción o una leyenda?
Héctor Pedro Blomberg nació en la ciudad de Buenos Aires, en la casa de la calle Santiago del Estero 236, el 18 de marzo de 1889, según surge de la partida de nacimiento número 352 del 22 de marzo del citado año, registrada por el Segundo Jefe de la Primera Sección del Registro Civil, don Gaspar Cúneo y Antola, que tengo a la vista. (Erróneamente muchos de sus biógrafos ubican el nacimiento en 1890).

Su padre fue el ingeniero argentino don Pedro Blomberg; su madre, la dama paraguaya doña Ercilia López, notable escritora y traductora, hija de Venancio López, nieta del presidente Carlos Antonio López y, por lo tanto, sobrina del mariscal Francisco Solano López. Seguramente, doña Ercilia influyó de manera decisiva en las vocaciones de su hijo.

Blomberg dijo que Los versos de La pulpera de Santa Lucía –aparecidos originariamente en la serie de poemas “Las guitarras rojas” de su libro “Pastor de Estrellas,” están inspirados en una historia real: “existía en el barrio, en una de las grandes quintas solariegas, una capilla o mejor dicho, un oratorio consagrado a Santa Lucia. Medio siglo más tarde iba a levantarse el templo actual y la parroquia a erigirse con el nombre que hoy lleva. Pero como Dionisia Valderrama frecuentaba la capilla de la quinta en los días santos, consideré apropiado llamarla en su evocación "La pulpera de Santa Lucía". Se llamaba la Rubia del Saladero o Dionisia Miranda o Ramona Bustos o Dionisia Valderrama..”.

En su novela la llama Dionisia Miranda y la describe así: “Dionisia era rubia, de ojos celestes. Su padre, el sargento Juan de Dios Miranda, murió en las guerras de Oribe, y ella quedó con la madre al frente de la pulpería de la calle Larga de Barracas, cerca de la quinta de Amalia”
Leer más

jueves, 17 de septiembre de 2009

CURIOSIDADES PORTEÑAS

ORDENANZAS Y SANAS COSTUMBRES OLVIDADAS

Los porteños tenemos la obligaciòn de pintar el frente de nuestras casas, durante los meses de octubre y noviembre, cuando se encontraren en malas condiciones

Por Ordenanza del 29 de abril de 1902 se impuso esta obligación.

Art. 1º Declárase obligatorio el pintar de color el frente de las casas del municipio, el de las casillas de madera ó hierro y de los cercos de pared, cuando se encuentren en malas condiciones, debiendo efectuarse dicha operación en los meses de octubre y noviembre.
Quedan exceptuadas (sic) de esta disposición aquellas casas cuyos frentes estén estucados, sean de piedra, mármol ú otra materia impermeable, en cuyo caso deberán conservarse aseados por medio de lavajes periódicos.

Art. 2º. Las casas de inquilinato, fondas, confiterías, cafés, despachos de bebidas, canchas de bochas, posadas, hoteles, caballerizas, tambos, almacenes, casas de luna y en general todos los establecimientos ó locales sujetos á inspección ó que sea insalubres, deberán ser blanqueados interiormente á dos manos de cal viva, cuando se considere necesaria dicha operación.

Art.3º. Los propietarios que notificados de la obligación de efectuar las obras consignadas en los artículos 1º y 2º no les dieron cumplimiento dentro del plazo de ocho días, serán penados con multa de veinte pesos m/n la primera vez y de cincuenta pesos m/n en caso de reincidencia.

Art.4º. Comuníquese
Leer más

viernes, 11 de septiembre de 2009

EL PRIMER TRAVESTI QUE CANTÓ TANGOS

Por 1913 apareciò en la escena porteña, uno de los más famosos travestis de entonces y el primero en interpretar tangos Su nombre artìstico era MIRKO y amparaba al actor Fernando de Torres quien subía a escena a cantar tangos y cuplés, transformado en una bella e insinuante dama de la noche.

Su presencia en el tablado despertaba curiosidad. Lucía un vestido ajustado que se ceñía aún más, al bordear los tobillos. Llevaba con gracia singular el fru fru de la gasa y los adornos de plumas. Tenía un amplio dominio de la escena; sus gestos, sus ademanes, su paso sensual hicieron de Mirko el nom plus ultra de los imitadores del bello sexo como lo afirmaba una nota aparecida en una revista de principios del siglo XX, con su foto junto a la letra de uno de sus tangos preferidos: Loca de Martínez Viergol y Manuel Jovés.

Cabe aclarar que una vez concluido el espectáculo terminaba también la imitación. Mirko saludaba con la peluca en mano y con su voz natural de hombre.

Su repertorio tanguero lo integraban temas dramáticos como el mencionado Loca y Maldito Tango de Luis Roldán y Osmán Perez Freyre en los que ponía una notable garra interpretativa desde su rol de mujer. Otra de sus creaciones era el cuplé titulado Mi Luis, cuya letra ingenua e intencionada le permitía el despliegue de su gran histrionismo. Actuaba indistintamente en escenarios céntricos o cines-teatros de barrios: El Excelsior de Corrientes al 3200, el Olavaria de la calle homónima al 600, el Jorge Newbery de Bernardo de Irigoyen al 1400 y el Montes de Oca con sus dos ubicaciones en el 1600 y el 1700 de la conocida calle de Barracas entre otros.

Las revistas de entonces, dedicadas al cancionero popular, reproducían las letras de estos temas con el subrayado de Repertorio de Mirko, lo que es un buen indicio para medir la popularidad alcanzada por este personaje tan singular del varieté porteño.

Otro transformista que logró buen suceso entre el público de Buenos Aires, fue RUBENS que se presentaba igual que Mirko con un lujo vestuario femenino aunque entre sus canciones no incluía tangos.
Leer más

domingo, 6 de septiembre de 2009

LAS 32 DIAGONALES

De mi libro EL BUENOS AIRES QUE NO FUE -Crónica de algunas frustraciones porteñas- Nota: El subtitulado de este libro, inédito aún, me fue sugerido por mi cofrade de la Academia Porteña del Lunfardo, don Daniel Antoniotti al cabo de la sesión académica del 5-9-09.

Entre las tantas iniciativas frustradas de la ciudad de Buenos Aires, se encuentra la de abrir 32 avenidas diagonales que no se construyeron nunca.

La ordenanza del 2 de julio de 1907 sancionada por la Comisiòn Municipal, establecìa en su art. 1º: Apruébase el plan general de apertura de las siguientes avenidas diagonales al este de las avenidas Callao, Entre Ríos y Vélez Sársfield y prolongación de calles presentado por el D.E. A continuación detallaba las 32 aperturas que debían abrirse de las cuales citaré sòlo algunas por razones de brevedad.

Nº 3 De plaza del Congreso á plaza Lavalle.
De la esquina de Callao y Rivadavia á la de Lavalle y Talcahuano. Longritud aproximada 920 metros lineales.

Nº 7 De plaza Vicente López (Montevideo y Arenales) a plaza Rodríguez Peña. Longitud aproximada 275 metros lineales

Nº 14 De plaza Independencia ángulo sureste a Parque Lezama, ángulo noroeste. Longitud aproximada 1400 metros

Nº 19 Desde Almirante Brown y Alegría (hoy Wenceslao Villafañe) á Pedro Mendoza y Olavaria. Longitud aproximada 700 metros

Nº 24 De Buen Orden (hoy Bernardo de Irigoyen) y Martín García a plaza Virrey Vértiz. Longitud aproximada 250 metros
Nº 29 de Australia y Perdriel á Amancio Alcorta y Monasterio. Longitud aproximada 900 metros

Nº 32 Segunda prolongación de Luzuriaga desde Amancio Alcorta hasta Suárez. Longitud aproximada 450 metros

Art. 2º Apruébase igualmente el ensanche de la calle Pedro Mendoza desde la avenida Montes de Oca hasta la prolongación de la calle Salado (hoy Tomás Liberti) frente a la cabecera noroeste de la dársena sur, de acuerdo con los planos presentados por D.E.

Art. 3º Autorízase al D.E. para solicitar del honorable Congreso por intermedio del P.E. Nacional la declaración de utilidad pública de los terrenos necesarios para la apertura de las avenidas y plazas circulares á las que deban converger y para el ensanche de Pedro Mendoza.

Art. 4º Comuníquese etc.
Leer más